CONSTRUYE RELACIONES MÁS SANAS A TRAVÉS DE TU LENGUAJE
Ya que has llegado hasta aquí, lo primero que quiero que sepas es que no te habla un ser iluminado. Qué pereza, además.
En absoluto.
Te habla alguien de carne y hueso, como tú, que a veces no se comunica bien, se frustra y no se entiende ni ella.
Precisamente por eso, voy a hablarte de comunicación y de cómo el lenguaje construye o destruye relaciones.
Las relaciones, no sólo son con los demás, también se trata de la relación que tienes contigo mismo.
¿Te ha pasado que ensayas mil veces lo que vas a decirle a cierta persona, pero llegado el momento no eres capaz de abrir la boca?
Bueno, abrir la boca sí, pero todo lo que haces con ella es coger aire a borbotones como si de Nemo se tratase. Tanto ensayo frente al espejo, tanta frase positiva, tanta floritura para no ser capaz de articular palabra.
Aún tienes suerte si no hiperventilas con tanta imitación a Nemo.
Y te sientes todavía más insignificante, más perdido, más Nemo buscando a su padre.
Y entonces llega la culpa.
Ahora tenemos una combinación nada agradable, miedo, frustración y culpa. El pack completo.
Entenderás que, en esa situación, comunicarte es muy difícil. La comunicación no fluye. No te entiendes con el otro.
Ya no sabes lo que querías decir, ni mucho menos, cómo querías decirlo.
Voy a contarte cómo se construyen relaciones más sanas a través de la comunicación.
Porque sí, la buena noticia es que tu manera de comunicarte, contigo y con los demás, se puede cambiar.
LA MEJOR DEFENSA, ES UN BUEN ATAQUE
Somos seres sociales y por tanto necesitamos de los otros para sobrevivir. No ya en un sentido estricto, pues ya no vivimos en cuevas en medio de la selva.
Pero nuestro cerebro sigue comportándose bastante similar, todavía no ha tenido tiempo de adaptarse a los últimos cambios, hemos corrido más que él.
Tu cerebro sigue viendo en una conversación incómoda a un león agazapado, esperando que te tropieces para atraparte y poderte comer.
Y es entonces cuando te ves inundado en sudor frío, la parálisis y la sensación de sentirte chiquitito por no ser capaz de comunicar lo que quieres, de la manera que quieres hacerlo.
Porque las formas, también son importantes, ¿no te parece?
Si a menudo te sientes pequeño frente a una conversación, una persona o un auditorio lleno, lo probable es que te defiendas con un ataque.
Tu sensación de indefensión y vulnerabilidad te hace invisibilizarte en la conversación, tartamudear, perder las formas y, sobre todo, desviarte de lo que realmente quieres decir.
Estás tratando de sobrevivir y de mejorar esa sensación que te hace sentir que hablas con alguien que está subido en una tribuna.
A veces, puede que ese ataque no sea directo. También puedes quedarte en silencio esperando que pase.
SIEMPRE ACABO DISCUTIENDO CON LAS MISMAS PERSONAS
Llega el domingo. Día de comida familiar.
Ya te levantas sin ganas, porque sólo con pensar en tu cuñado, se te pone un nudo en el estómago.
No entiendes cómo puede tener tal capacidad para sacarte de tus casillas.
Por supuesto, la comida acaba sentándote mal.
Por no hablar de si la situación es pedirle a tu jefe un día de fiesta para hacer unas gestiones.
Si consigues pedírselo y te lo concede, primero has pasado por un mar de dudas y te has bloqueado mil veces.
Al final, has acabado pidiéndoselo, te lo ha concedido, pero tu sensación es de haber perdido los papeles.
No tienes claro ni lo que le has dicho.
Por supuesto, las formas no han sido las adecuadas y además tienes cargo de conciencia por ello y porque te sientes muy inferior y vulnerable.
¿Te suena?
BIENVENIDO AL MARAVILLOSO MUNDO DE LAS RELACIONES
Todos nos relacionamos, somos seres sociales. Esto ya lo hemos dicho, lo sabemos y lo vivimos de esta manera en todo momento.
De acuerdo. Pero, ¿cómo nos relacionamos? Aquí está la cosa.
Si te relacionas desde una sensación de inferioridad, te va a costar mucho más construir relaciones sanas.
Igual que si te comunicas desde el ataque o el qué pensarán de ti o tienes la creencia de que no te expresas bien y no sabes qué palabras utilizar.
En efecto, la palabra clave aquí es construir.
Aquí se curra, no viene dado.
LA CONDUCTA AGRESIVA ES INNATA, NO TE ASUSTES.
Hay una conducta innata como seres humanos. Es la conducta agresiva.
Por eso, cuando te sientes atacado o inferior, te defiendes atacando. Este mecanismo de defensa-ataque nos ha ayudado a evolucionar y llegar hasta aquí. Por eso lo seguimos manteniendo.
Todo lo que no sirve, tiende a desaparecer.
Pese a la tendencia innata, hemos aprendido a controlarnos.
Y menos mal, porque de lo contrario, nos hubiéramos extinguido hace mucho.
Ahora bien, cuando perdemos el auto control es cuando empiezan los problemas.
Dato curioso:
¿Sabías que tras un alto porcentaje de los asesinatos está la pérdida del auto control?
Puede que este dato asuste.
Por eso es importante hacer cambios en nuestra conducta, para poder construir relaciones más sanas. El lenguaje contribuye a ello de una manera muy importante.
En primer lugar, contigo mismo. Y en segundo, y no por ello menos importante, con los demás.
LAS BUENAS RELACIONES SE BASAN EN LA BUENA COMUNICACIÓN
Pregúntale, si tienes opción, a alguna persona mayor cuál ha sido el éxito de su matrimonio de 40 años. Seguro que la buena comunicación sale a relucir en algún momento.
¿Y con tu amiga del alma? ¿Cuál es el factor clave de esa relación?
Me atrevería a decir que, muy probablemente, de nuevo se trata de una buena comunicación.
Y para tener una buena comunicación, necesitas utilizar bien el lenguaje.
Me refiero, por ejemplo, a elegir las palabras adecuadas para cada momento y también a ser consciente de lo que te dices y lo que le dices a los demás.
Para así no sentirte con cargo de conciencia por la manera en que has hablado con tu jefe o porque has olvidado incluso lo que le has dicho.
Hablar de buena utilización del lenguaje también tiene que ver con lo que pasa por tu cabeza ante determinadas palabras y las sensaciones que te producen.
Para entender mejor la manera en que te comunicas, hay que atender al lenguaje interno (lo que te dices y cómo), para así no atacar con el externo (lo que dices a los demás, y cómo lo haces).
El fin, no siempre justifica los medios.
¿QUÉ OCURRE ENTONCES CUANDO TE COMUNICAS DE MANERA MÁS EFECTIVA?
Varias cosas.
Una, es que te sientes mejor contigo mismo y puedes empezar a controlar la ansiedad sin ser engullido por ella como si de un monstruo se tratara.
Os hacéis colegas.
Otra, es que empiezas a pedir lo que quieres o necesitas sin ataques y sin justificaciones.
Llegas más rápido a tu objetivo porque no le das mil vueltas a las cosas, sino que expresas de forma mucho más clara lo que quieres.
Lo importante se dice en pocas palabras.
Esto ocurre cuando tienes la suficiente confianza en ti como para no ver a las otras personas por encima ni como rivales.
Tampoco se trata de que tú te coloques por encima de nadie.
Es una cuestión de conseguir adaptarte a las situaciones, las personas y generar más empatía con los demás.
La buena comunicación, además, te hará ganar confianza en ti y con ello, mejora tu autoestima.
Desde ahí, las relaciones se fortalecen y se construyen de manera más sana.
VALE, MUY BIEN, Y ESO, ¿CÓMO SE HACE?
POR QUÉ TE CUENTO TODO ESTO
Paso1: mejorar la relación que tienes contigo.
Para construir relaciones más sanas, la base es mejorar la relación contigo.
Tienes más confianza en ti, expresas mejor lo que quieres y necesitas y eso te lleva a una comunicación menos agresiva.
Date cuenta de que lo que dices a los demás, es un reflejo de lo que hay en ti.
Sin una conciencia clara de lo que te pasa a la hora de comunicarte, es muy difícil que puedas mejorar en tu comunicación.
No puedes cambiar aquello que no ves.
Paso 2: hacer las paces con las sensaciones que sientes, tanto a la hora de comunicarte, como lo que te provoca lo que te dicen los demás.
Una vez sabes qué lenguaje utilizas contigo y el tipo de cosas que te dices (muchas veces lejos de ser lindezas, dicho sea de paso), debes observar las sensaciones que ese lenguaje te genera.
Cuando disfrutas comunicándote, sientes placer y eso a tu cerebro, le gusta.
Estás en paz.
Un buen lenguaje, verbal y no verbal, (ojo, bueno en el sentido de que te sea útil para tus objetivos) es esencial para una sensación placentera al comunicarte.
Paso 3: aprender estrategias para comunicarte mejor con los demás.
Seguro que has escuchado muchas veces que no atendemos a los demás para entender, sino para contestar.
Justo ese cambio es el que va a ayudarte a construir relaciones más sanas.
Aprender a entender a los demás pasa por comprenderte primero a ti.
La empatía es una buena base para construir relaciones. Y nace de la comprensión y no tanto de quién lleva la razón.
Como te estarás imaginando, tú y yo no somos tan diferentes.
Yo también he pasado por muchos años de inconsciencia acerca de todo lo que el cambio en el lenguaje me podía traer.
He probado mil maneras de hacer cambios y sin duda, el dejarme acompañar por personas que estaban donde yo quería llegar (en todos los niveles, no sólo en lo que a lenguaje se refiere) ha sido el impulso hacia un cambio duradero en el tiempo.
Porque tú solo es mucho más difícil que puedas observarte con el nivel de detalle que se precisa para hacer cambios sustanciales y que se puedan mantener en el tiempo.
Ahora bien, si te embarcas en un viaje a 10.000 leguas submarinas con alguien que te vaya cambiando la bombona de oxígeno, no te ahogarás y soportarás mucho mejor la presión que el mar ejerce sobre ti.